ORGANIZACIÓN DE PARTIDOS DE LEYENDAS

Organización de partidos de Leyendas

La historia de España en los últimos cien años no se entiende sin la de su Selección de Fútbol. Ambas van unidas forjando un vínculo irrompible entre la identidad del país y el equipo nacional que la representa y encarna.

Hace 100 años, cuando vio la luz la Selección, eran tiempos heroicos. Y héroes fueron aquellos “muchachos” que acudieron a Amberes a participar en los JJOO de 1920, cuyo primer partido se disputó un 28 de agosto. Un equipo que llegó con un pan debajo del brazo: la medalla de plata en aquellos Juegos.

Ese primer éxito de los Zamora, Pichichi, Belauste o Samitier elevó al fútbol en España a la categoría de fenómeno de masas y deporte Rey. Ya se convirtió en el referente de la MARCA ESPAÑA

Nació entonces la “furia española”, un estilo de juego e idiosincrasia de la forma española de entender el fútbol que perduró durante todo el siglo XX. La Selección se transformó, en los años 20 y 30, en símbolo del orgullo nacional en un país lastrado por serios problemas sociales, económicos, políticos e institucionales. Las victorias frente a Francia (1929), Inglaterra (1929) o la Alemania de Hitler (1935) y el gran papel en el Mundial del 34 consolidaron al equipo nacional y también ampliaron los lazos con la afición.

La Selección fue capaz de renacer de sus cenizas tras una tragedia nacional (la Guerra Civil) y otra internacional (la II Guerra Mundial) que provocaron pérdidas humanas (muertes, asesinatos y exilios de jugadores) y la casi imposibilidad de jugar durante años a causa de esos dos conflictos. La España de la dictadura, el estraperlo y el hambre tuvo pocas alegrías: una de ellas ver al equipo de Puchades y Zarra -la mejor cabeza del continente después de Churchill- ganar a Inglaterra -la “pérfida Albión” de la época- y quedar como cuarta clasificada en el Mundial de Brasil 1950.

La Selección acompañó la modernización de España y su primera y tímida apertura al exterior de la mano de los Gainza, Gento, Kubala y Di Stefano. Y, sobre todo, cuando conquistó en 1964 la primera Eurocopa: con José Villalonga como seleccionador y un bloque de jugadores donde primaba la idea del colectivo, aunque con grandes individualidades, como las de Luis Suárez, Amancio o Iríbar.

El gol decisivo de Marcelino en la final ante la URSS quedó en el imaginario colectivo español durante medio siglo hasta que llegaron los de Fernando Torres o Iniesta.

La Selección ha acompañado al país en su Transición a la democracia. En 1978, mientras se elaboraba la Constitución, acabaron 12 años de travesía del desierto y ausencias en fases finales internacionales. En los años 80, a la vez que se consolidaba el régimen de libertades, la Selección dejaba recuerdos que marcaron a toda una generación. Entre ellos el 12-1 a Malta de 1983, el subcampeonato de Europa del 84 o el gran papel en México 1986 del equipo dirigido por Miguel Muñoz cuya columna vertebral se sostenía en la “Quinta del Buitre”. La España de Javier Clemente, con sus altibajos, fue un fijo de las fases finales y la de José Antonio Camacho se transformó en un esbozo de lo que luego llegaría: 4 años de dominio y hegemonía indiscutibles a escala mundial (2008-2012) de la mano de Luis Aragonés y Vicente del Boque. Ellos forjaron un nuevo estilo de juego y encabezaron una generación irrepetible e inigualable. El gol de Torres en 2008, el de Iniesta en 2010 y la exhibición ante Italia de 2012 (dos Eurocopas y un Mundial) elevaron al Olimpo a esa selección y fueron un bálsamo para todo un país que atravesaba por una durísima crisis económica y social.

La Selección, en estos cien años, no solo ha visto crecer una cantera sobresaliente e inagotable (la olímpica -oro en Barcelona 92- y las Sub-21, Sub-19, Sub-17 y Sub-16 que no dejan de reinar en Europa) sino que ahora va acompañada de las de fútbol sala, playa y, desde 1983, crece imparable la Selección femenina que también posee su propia cantera, capaz de conquistar títulos europeos y mundiales.

Durante un siglo, por el equipo nacional han pasado más de 830 jugadores: desde porteros de leyenda, de Zamora a Iker Casillas pasando por Ramallets, Iríbar, Arconada o Zubizarreta; defensas con olfato goleador, como Hierro, Puyol y Ramos; centrocampistas con gran visión de juego, entre ellos Gamborena, Pirri, Guardiola, Xavi, Iniesta y Busquets; a delanteros pura sangre como Lángara, Basora, Santillana, Quini, Raúl o David Villa.

Cien años después, los nuevos jugadores de la Selección de Luis Enrique, heredero de los más de 50 seleccionadores que le han precedido, pueden encarar el futuro orgullosos de su pasado y con la esperanza de seguir siendo parte sustancial de un equipo que encarna un sentimiento.

La RFEF ha anunciado un gran proyecto para el fútbol español, un proyecto que incluso trasciende el deporte y podría catalogarse como proyecto país. La candidatura a organizar conjuntamente con Portugal el Mundial 2030.

AEDFI quiere acompañar a la RFEF en este proyecto. Entendemos que las Leyendas son transmisoras de unos valores conjuntos que pueden ayudar con mucha humildad a conseguir este ambicioso e ilusionante reto.

Desde la Asociación Española de Futbolistas Internacionales, entendemos necesario contar con todos los jugadores que han formado parte de la vida de nuestro fútbol. Han llevado la marca de nuestro país, la Marca España, por todos los lugares del mundo, y son un símbolo de nuestro país, que ayudaron a que España en momentos muy duros tanto políticos sociales como económicos tuvieran un sentimiento de unidad, y orgullo por encima de todo y que fueran capaces llevar los valores del fútbol español por todos los lugares del mundo.

Si quiere más información sobre la participación de AEdFI en partidos de Leyendas, póngase en contacto con nosotros a través del siguiente email:

info@leyendasespana.com